jueves, noviembre 13, 2025
Opinion

¿Nacemos con el gen criminal?

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El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

Con el desarrollo de la bioquímica, ciertos  investigadores han tratado de aislar el gen o el cromosoma que sería responsable del crimen y más generalmente de la violencia. Desde 1965, un equipo de investigadores escoceses puso en relación los cromosomas determinado el sexo de las personas y el hecho de ser más o menos agresivo.

El sexo de un individuo es determinado por la presencia o no del cromosoma Y (XX para las mujeres, XY para los hombres). Ahora bien, algunos hombres tienen cromosomas sexuales XY y, lo que es la resultante de un “accidente cromosómico”. Esos investigadores han demostrado que los hombres poseyendo esta particularidad genética serían más agresivos que los otros-

Ellos serían en cierta medida “súper machos”.  Su hipótesis será confirmada cuando se descubre que hay diez veces mas hombres teniendo esta particularidad genética en una prisión que en la población normal.

Esta teoría del “gen  de la criminalidad” ha sido puesta en causa principalmente por dos investigadores, Kayes Wilson y Richard Herrstein, quienes en 1985, demostraron que la presencia de esta particularidad genética tenía principalmente por efecto de tener un desarrollo intelectual más lento, y las perturbaciones del aprendizaje.

Sus resultados sugieren igualmente que la presencia de este accidente cromosómico no explicaría in fine que 1 o 2 % de la criminalidad de todos los delincuentes. Hasta la fecha, no existe pues ningún gen o cromosoma que explicaría realmente la criminalidad o la violencia interpersonal.

Y lo que es más, es legítimo decir que es utópico pensar que un tal gen existe puesto que el comportamiento criminal es el producto de una multitud de causas, principalmente sociológicas y psicológicas, que interactúan entre ellas. La hipótesis del impacto neurológico sobre el carácter violento de una persona es salida de las experiencias llevadas notablemente sobre los animales.

A finales de los años 1970, un investigador, Michael Adams,  demostró que la aplicación de estímulo en ciertas zonas del cerebro de los animales los hacía más agresivos y más violentos. La experiencia no fue llevada sobre los seres humanos,

El experimento no se ha realizado en humanos, pero ya se ha observado que ciertos tumores cerebrales, especialmente en el sistema linfático, pueden provocar la aparición de comportamientos agresivos y violentos. Sin embargo, estas patologías son demasiado raras para validar la idea de que puedan influir en el comportamiento violento y delictivo de una persona.

La experiencia sobre los animales es igualmente el origen de la hipótesis según la cual un porcentaje de testosterona anormalmente elevado podría explicar un nivel de violencia alto en el ser humano. Así, ciertos estudios, entre los cuales el de Michael Elias en 1981, han demostrado que existía un lazo de correlación entre el porcentaje de testosterona y los comportamientos agresivos.

Sin embargo, ningún estudio hasta ese día no ha demostrado que existía entre esas dos variables un lazo de causalidad directo.  Según Freud, padre del psicoanálisis, ha enunciado que los delincuentes se caracterizaban por el hecho de tener un súper ego  muy desarrollado.  Según él, esos delincuentes cometerían esos actos para satisfacer una necesidad inconsciente de ser castigado.

El enfoque psicológico en criminología busca comprender el funcionamiento mental e intelectual del delincuente violento. Esta teoría propone comprender cómo los conflictos internos pueden tener un impacto sobre la actitud y el comportamiento de una persona. La psicodinámica estudia por su parte, los  conflictos psíquicos de una persona.

Franca Cortoni, psico criminóloga, explica que “el conflicto viene de la oposición  de los brotes o deseos contradictorios” que obligan al individuo a tomar decisiones y no adaptadas (violentas) o patológicas.

El individuo, según esta teoría, no tiene plenamente conciencia de lo que actual en él.  Por último, la Teoría cognitivo-conductual, según la cual, el comportamiento violento podría ser la consecuencia de pensamientos (o cogniciones) erróneas. La personalidad de cada persona sería el producto de un aprendizaje inconsciente.

Las Teorías cognitivas comportamentales son muy utilizadas en los países anglosajones en los tratamientos de los delincuentes sexuales. Un equipo de investigadores canadienses precisa en 1998 que este enfoque pretende abandonar progresivamente las actitudes y comportamientos problemáticos (violencias generales y violencias sexuales) integrando habilidades sociales y generalizando los logros cotidianos.

jpm-am

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