miércoles, julio 30, 2025
Uncategorized

Magín J. Díaz, un técnico de peso para tiempos fiscales complejos

Con el decreto 386-25, el presidente Luis Abinader movió una ficha clave en su gabinete económico al designar al economista Magín J. Díaz como nuevo ministro de Hacienda, en sustitución de José Manuel (Jochi) Vicente. Se trata de un nombramiento que trasciende lo administrativo y se inscribe en un momento crucial para la política fiscal y económica del país.

Díaz no es un desconocido en las lides del Estado. Su trayectoria, que supera las dos décadas en el diseño y ejecución de políticas públicas, lo posiciona como una de las figuras más sólidas del ámbito técnico nacional. Fue director general de Impuestos Internos (DGII) durante el segundo mandato de Danilo Medina, viceministro de Crédito Público y de Política Fiscal, y anteriormente subsecretario de Finanzas en el gobierno de Hipólito Mejía. Ha sido asesor del Ministerio de Economía, del Congreso Nacional y de instituciones tan complejas como la CDEEE, aportando a la sostenibilidad macroeconómica y la regulación financiera.

Este regreso al Estado, ahora desde el timón del Ministerio de Hacienda, representa mucho más que un cambio de nombres: es una apuesta por la experiencia técnica, la credibilidad internacional y el rigor fiscal. En momentos en que la economía global se enfrenta a incertidumbres y el país necesita preservar la estabilidad, Díaz se presenta como un garante de responsabilidad, eficiencia y continuidad.

Su paso por la DGII es recordado por impulsar importantes reformas en la administración tributaria y modernizar procesos internos. A nivel internacional, su rol como consultor del Banco Mundial, del BID y asesor de gobiernos en América Latina le aporta un valioso enfoque comparado para enfrentar los retos estructurales del fisco dominicano.

Además de su experiencia técnica, Magín J. Díaz cuenta con un perfil académico de alto nivel: Ingeniero Industrial Magna Cum Laude por INTEC y con maestrías en Economía y Ciencia Política por instituciones como la Universidad de Chicago, la Universidad de Salamanca y la PUC de Chile. Actualmente dirige la Escuela de Economía de la PUCMM, combinando la práctica de gobierno con la formación de nuevas generaciones.

Ahora bien, su nombramiento también genera lecturas políticas. ¿Es esta una jugada maestra del presidente Abinader para blindar la política fiscal en tiempos electorales? ¿O se trata de un pacto de gobernabilidad al estilo Balaguer, con figuras técnicas de múltiples orígenes políticos ocupando posiciones clave?

Más allá de las conjeturas, lo cierto es que el país necesita una conducción fiscal seria, transparente y eficiente. La designación de Magín J. Díaz apunta en esa dirección. Resta ahora que sus credenciales técnicas se traduzcan en políticas públicas que fortalezcan el crecimiento, amplíen la base tributaria con equidad y aseguren el uso responsable de cada peso del contribuyente.

En un contexto en que el populismo fiscal puede resultar tentador, apostar por técnicos con probada trayectoria y visión de largo plazo es una señal que merece ser valorada.