martes, octubre 14, 2025
Uncategorized

Las estadísticas contradicen la narrativa opositora del malestar

Por Guido Gómez Mazara

La oposición ha construido una narrativa del caos argumentando ineficiencia en el gobierno. Esta idea ha ganado terreno en redes sociales y medios de comunicación a pesar de desconocer los datos de éxito en el orden social y económico. Sin rigurosidad estadística, esa narrativa daña el ánimo ciudadano y evita las oportunidades de un debate enriquecedor sobre la marcha de la nación.

Guido Gómez Mazara, dirigente político y Presidente del Indotel, cree que esta tendencia de argumentar desde la óptica estrictamente partidaria representa un sello desalentador de los hábitos que debemos superar. 

La realidad dominicana contrasta con esa narrativa: el riesgo país se ubica en mínimos históricos, reflejando confianza internacional; la inversión extranjera alcanza niveles récord y el empleo supera los cinco millones de ocupados, un máximo histórico. A esto se suma que el desempleo está en su punto más bajo, la informalidad se reduce de manera sostenida y la pobreza monetaria también marca mínimos. Todo ello ocurre en un contexto donde, pese a los choques externos, la economía mantiene un crecimiento estable. Estos resultados muestran que, lejos de perder confianza, el país ha consolidado estabilidad, atracción de inversión y avances sociales sin precedentes.

Los resultados salen de documentos públicos del gobierno, pero también son valoraciones realizadas por instituciones de referencia como FMI, BID, BM, CEPAL, Moody’s o Bloomberg. Es llamativo que se pase por alto tantas estadísticas e instituciones que en otras ocasiones no han sido cuestionadas. La oposición prefiere el incendio a reconocer los avances alcanzados. Veamos en detalle.

Los datos que no cuadran con el relato 

La confianza en la economía dominicana se encuentra en los más altos niveles de toda su historia expresada en dos indicadores que tienen una correlación efectiva: 1) El índice de riesgo país, medido por el Emerging Markets Bond Index (EMBI) de J.P. Morgan, y 2) Los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) 

Al 18 de septiembre de 2025, el EMBI de República Dominicana fue de 176 puntos, por debajo del promedio regional y global, un nivel que indica una alta confianza de los inversionistas en la estabilidad económica del país. Esta percepción favorable se mantiene gracias a políticas promercado, la solidez de las políticas macroeconómicas y un crecimiento económico constante. 

Durante los primeros siete meses del año, la economía dominicana registró un crecimiento de 2.7 % y se espera que crezca en torno al 3.0 % durante 2025. Es un desempeño económico destacado por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial y que está por encima del promedio de los países de la región. El valor de este dato radica en que se produce en un contexto de incertidumbre internacional. 

Durante el primer semestre de 2025, la inversión extranjera directa (IED) alcanzó los US$2,892.8 millones. Esto representa un aumento de 15.3% respecto al mismo período del año anterior. Estos flujos evidencian la confianza de los inversionistas extranjeros en la República Dominicana como destino para sus inversiones, y de porqué el país se ha consolidado como el principal receptor de inversión extranjera en la región por tercer año consecutivo, de acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD). Se proyecta que para finales del año esta cifra sea superior a los US$4,700 millones.

Casi la mitad de la IED se ha dirigido a los sectores de energía (25.7 %) y turismo (22.4 %). La evolución en el sector energético se explica principalmente por los incentivos del gobierno dirigidos hacia el mercado de renovables. Este comportamiento ha sido destacado en el WorldInvestment Report 2025 de UNCTAD, donde se señala que el país ha fortalecido su posición como uno de los destinos más atractivos de América Latina y el Caribe para la IED en el sector de energías renovables. A estas inversiones se suman las del sector inmobiliario, cuyo avance se vincula al desarrollo turístico del país.

Además del aumento de la IED (15.3 %) y de las remesas (11.2 %), en el primer semestre del año las exportaciones totales superaron los US$7,400 millones, un incremento de 10.4 % respecto al mismo período de 2024. Asimismo, los ingresos por turismo entre enero y junio sumaron US$5,800 millones, unos US$100 millones (1.8 %) por encima de los ingresos del mismo período del año pasado. Este resultado se debió, principalmente, al aumento en las llegadas de turistas durante el primer semestre, que alcanzaron los 6.1 millones de visitantes entre vía aérea y marítima.

En total, los ingresos de divisas generados por concepto de IED, remesas, turismo, exportaciones de bienes y de otros servicios, sumaron aproximadamente US$23,900 millones en enero-junio de 2025, lo que representa un apoyo clave para la estabilidad relativa del tipo de cambio.

Tanto la IED y como el EMBI están correlacionados debido a que nadie invierte donde el riesgo país es alto. Eso habla a las claras de que los altos niveles de IED en el país se deben a la confianza de los inversionistas en la economía dominicana.

Respecto a la creación de nuevos empleos, durante el segundo trimestre de 2025 el total de ocupados (formales e informales) de la economía dominicana se ubicó en 5,123,548trabajadores, para un incremento de 121,164 nuevos ocupados netos respecto a abril-junio de 2024. 

Con este resultado, la tasa de ocupación se encuentra en máximos históricos con más de 5.12 millones de personas ocupadas. 

La tasa de informalidad se ubicó en 54 %, para una reducción de 2.2 puntos porcentuales con respecto a igual período del año anterior. 

La tasa de desocupación abierta (SU1) se ubicó en 5 %, exhibiendo una reducción interanual de 0.3 puntos porcentuales, por lo que se mantiene relativamente estable en torno a sus valores mínimos dentro de la serie histórica.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) proyectan un crecimiento económico en torno a 3 % para 2025, por encima del promedio de los países de la región. Esta cifra representa un crecimiento favorable en un contexto internacional incierto y de elevadas tasas de interés, y está impulsado por políticas macroeconómicas prudentes y la resiliencia de los fundamentos económicos del país. 

Para el segundo trimestre de 2025, la tasa de pobreza monetaria general se encontraba en los niveles más bajos de toda la historia con tan solo 16.65 %, una reducción de 2.34 puntos porcentuales en comparación con el mismo trimestre de 2024. Esta baja fue impulsada por el crecimiento de los ingresos de los hogares, gracias a los aumentos del salario real impulsados por el Gobierno en distintos sectores del país.

Un relato sin contexto

Este relato es resultado de la falta de contextualización de la coyuntura económica local e internacional en que le ha tocado gobernar al presidente Abinader con tres choques económicos consecutivos de origen externo y el magnicidio del presidente Moise en Haití, cuyas consecuencias se han evidenciado en una mayor presión migratoria. 

En la actualidad, es más difícil gestionar la economía y generar mayor certidumbre a los inversionistas que previo a la pandemia. Si a lo anterior se agrega el efecto de la guerra comercial entre las grandes potencias expresada en el aumento unilateral de los aranceles impuestos por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la situación se complejiza aún más. 

La paz social y convivencia pacífica han tenido un costo fiscal expresado en aumento del déficit y del porcentaje del presupuesto para cubrir el pago de la deuda pública. 

Sin la paz social y la convivencia pacífica que disfrutamos no hubiera sido posible la atracción de inversión extranjera, la creación de empleos y la reducción de la pobreza.