domingo, junio 1, 2025
Opinion

La trocha del senador Antonio Marte

El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones es una frase cuya autoría suele atribuirse al escritor y poeta inglés Samuel Johnson. Su mensaje es claro: las buenas intenciones no bastan si no se traducen en acciones adecuadas. Esta reflexión se aplica hoy al proyecto del senador Antonio Marte.

En un programa radial matutino, el senador por Santiago Rodríguez defendió la construcción de la carretera “Las Sabanetas”, una vía que conectaría Santiago Rodríguez con San Juan.

Aunque pretende ser una autopista de desarrollo, conocida como “Cibao-Sur”, un informe técnico la desaconseja. Nosotros Proponemos, en cambio, considerar una vía férrea como alternativa más moderna, sostenible y estratégica.

El tren

La elección entre carreteras y ferrocarriles no es meramente técnica, sino de visión de país. Mientras el asfalto conecta, el riel transforma. Un tren no solo transporta carga y pasajeros: también impulsa un desarrollo equilibrado, reduce emisiones y disminuye el impacto ambiental.

Países avanzados como Suiza, Japón o Alemania priorizan el riel sobre el neumático, por razones ambientales, económicas y sociales.

En términos ecológicos, el ferrocarril tiene una ventaja significativa. Los trenes eléctricos emiten hasta 90% menos CO 2 por pasajero-kilómetro que los automóviles.

Antonio Marte

Un estudio de la Agencia Internacional de Energía (AIE) destaca que el transporte ferroviario es cuatro veces más eficiente energéticamente que el transporte por carretera.  Contribuyendo, directamente, a la lucha contra el cambio climático.

Además, el tren reduce la dependencia de combustibles fósiles y se adapta con facilidad a fuentes renovables. A diferencia de las autopistas, una vía férrea no incentiva el crecimiento desordenado en sus márgenes.

Las carreteras suelen atraer asentamientos informales que demandan servicios públicos, generan deforestación y residuos y crean cinturones de pobreza difíciles de erradicar.

La construcción de ferrocarriles también requiere menos espacio que las autopistas, lo que preserva terrenos agrícolas y ecosistemas. Su mantenimiento es más económico: los rieles duran décadas y los trenes causan menos deterioro.

En contraste, el asfalto requiere inversiones continuas para reparar el desgaste por el tráfico, especialmente en zonas montañosas como las que atraviesa la propuesta de Marte.

En el ámbito del transporte, un tren puede movilizar miles de toneladas de carga o cientos de pasajeros en un solo trayecto. Esta capacidad reduce significativamente la congestión vehicular, el número de accidentes vehiculares y los costos logísticos. República Dominicana ocupa uno de los primeros lugares en muertes por accidentes de tránsito en la región, según la OMS.

Para nuestro país los trenes no sería algo totalmente nuevo pues los sistemas ferroviarios fueron profusamente utilizados por la industria azucarera para el transporte de la caña desde sus cañaverales a las centrales azucareras este sistema fue disminuyendo a medidas que el comercio internacional de exportación de azúcar fue perdiendo mercados internacionales. Aunque todavía se utilizan en uno de los centrales azucareros de la zona oriental del país.

También es una oportunidad para dinamizar la economía. La construcción y operación de líneas férreas generan empleo en ingeniería, construcción, mantenimiento, logística y tecnología. Este impacto laboral es profundo y de largo plazo, con empleos mejor remunerados y mayor estabilidad que los generados por proyectos viales tradicionales.

El turismo ferroviario es otra veta desaprovechada. Con rutas escénicas, vagones panorámicos y estaciones integradas al paisaje, los trenes pueden conectar destinos hoy inaccesibles para el turista común.

El modelo de Suiza, con sus trenes cruzando los Alpes mediante túneles de hasta 57 kilómetros, demuestra que ni siquiera las montañas son obstáculo cuando hay voluntad e innovación.  Solo este corredor subterráneo es más largo que todo el proyecto del senador Marte.

Conatre 

Este podría ser el nacimiento del sistema ferroviario nacional dominicano. Si el senador Antonio Marte abandona la lógica del neumático y apuesta por el riel, pasará a la historia no solo como líder del transporte privado, sino como arquitecto de una nueva era en movilidad. De CONATRA a CONATRE: la Confederación Nacional de Trenes.

En conclusión, construir una vía férrea entre Santiago Rodríguez y San Juan no es una utopía, sino una inversión estratégica. Reduce la contaminación, preserva los ecosistemas, estimula el desarrollo regional y crea empleos.

A medida que el mundo reorienta sus prioridades hacia la sostenibilidad, República Dominicana no puede seguir construyendo su futuro sobre asfalto. Es hora de pensar en rieles.

CarlosMcCoyGuzman@gmail.com

JPM

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