lunes, octubre 13, 2025
Salud

La forma del cerebro podría revelar los primeros signos de esta grave enfermedad

Tras analizar más de 2.600 imágenes cerebrales, se observó que los cambios en la forma de este órgano estaban relacionados con el deterioro cognitivo.

Un equipo internacional de investigadores descubrió que las alteraciones en la forma del cerebro podrían servir como signos tempranos de desarrollo de demencia, incluso antes de que aparezcan los síntomas clínicos de esta enfermedad neurodegenerativa, informó la Universidad de California en Irvine.

Como parte de un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications, se analizaron más de 2.600 imágenes cerebrales de personas de entre 30 y 97 años.

Los científicos observaron que ciertas áreas del cerebro experimentaban distintos cambios con la edad.

Las regiones cerebrales inferiores y frontales tendían a expandirse, mientras que las regiones superiores y posteriores se comprimían.

Las variaciones en la geometría del cerebro eran más pronunciadas en adultos mayores con un deterioro en la memoria, el razonamiento y otras funciones cognitivas.

Zona cero del alzhéimer

Uno de los hallazgos más relevantes de la investigación apuntó a la corteza entorrinal, una pequeña estructura en el lóbulo temporal medial relacionada con la memoria.

Esta zona es una de las primeras en acumular la proteína tau, que está asociada con el alzhéimer, el tipo más común de demencia.

De acuerdo con los investigadores, las deformaciones estructurales del cerebro podrían desplazar físicamente la corteza entorrinal hacia la base del cráneo, lo que podría aumentar la degeneración de esta región.

«Esto podría ayudar a explicar por qué la corteza entorrinal es la zona cero de la patología del alzhéimer», indicó el científico Michael Yassa.

Por otro lado, los resultados, que fueron verificados en dos conjuntos de datos independientes, refuerzan la posibilidad de utilizar la forma del cerebro como un nuevo marcador para detectar el riesgo de sufrir demencia.

Los especialistas explicaron que su enfoque geométrico podría contribuir a estrategias preventivas de esta enfermedad, así como a la compresión de los mecanismos de riesgo durante sus primeras etapas.