domingo, junio 15, 2025
Politica

Danilo activa a Quirino, cada vez que Leonel está creciendo

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El AUTOR es licenciado en Teología y politólogo, con maestría en Derecho y Relaciones Internacionales. Reside en Santo Domingo.

El Ciclo que no cesa

En el espectro político dominicano hay fantasmas que no mueren. Así introduzco este artículo para resaltar que cada vez que el expresidente Leonel Fernández logra repuntar en las encuestas o re-posicionarse frente a la opinión pública. Aparece de golpe, como un recuerdo perdido que exige ser escuchado”. Un viejo expediente que se reactiva con precisión quirúrgica: Quirino Ernesto Paulino Castillo. El “capò de Titicapo”, hace emerger su figura como un “péndulo moral”, un proyectil en nombre de la “memoria histórica” que apunta no solo a un hombre, sino a toda una estructura de poder.

¿Pero quién mueve la cuerda?

Muchos, como respuesta señalan a Danilo Medina, no siempre de forma directa, sino con silencios que dicen más que mil palabras.

La resurrección calculada

Quirino no es un improvisado. Sabe cuándo hablar, qué decir y a quién dirigirse. Los reciente pronunciamiento: —“Fui el padre de todos los capos que se mencionan ahí… la historia está ahí”— no es solo una frase nostálgica de poder: es una declaración de guerra política.

La reapertura de su discurso, ahora desde una posición de víctima frente al Estado, se presenta como una crítica a la corrupción institucional. Pero la sincronía de sus palabras con el ascenso mediático de Leonel es demasiado perfecta como para no levantar sospechas.

¿Justicia o manipulación?

El eje de sus denuncias es claro: acusar al Ministerio de Obras Públicas de demoler la acera de su casa sin justificación —aunque él no tiene un solo documento legal de lo que reclama—. Algo más que podemos percibir en apariencia; es una “disputa local”, en el contexto, y lo más agudo notamos otra capa en el trasfondo.

Quién fuera su abogado de entonces —ahora supuestamente vinculado a estructuras políticas danilistas— estaría detrás del hecho. Quirino no titubea: “Esto fue un abuso de poder… esto estaba planificado”.

¿Es este un acto de venganza institucional? ¿O es el clásico uso de la queja personal para reinsertarse en el juego político? Y èl dice que no lo es.

Leonel entre silencio y dignidad

Leonel, por su parte, no ha respondido directamente a los nuevos ataques. Pero sí ha reiterado un mensaje firme: “Los ataques del narcotráfico transnacional ponen de relieve la firmeza con que mi gobierno los enfrentó”. Esta frase, aunque diplomática, sugiere una lectura doble: defiende su legado frente a la criminalidad y se distancia moralmente de Quirino. No necesita mencionar su nombre; basta con apelar al concepto de legalidad que su figura busca representar.

Danilo el operador en las sombras

Danilo Medina, hombre de silencio calculado, no ha dicho ni una sola palabra. Pero los hechos hablan.

Las veces que Quirino ha reaparecido coinciden con momentos clave del fortalecimiento de Leonel.

En 2015, en pleno auge de la tensión interna del PLD, Quirino lo acusó de recibir dinero (RD$200 millones ) del narcotráfico. En el 2020 y luego en 2025, cuando Leonel fortalece su figura como alternativa nacional, Quirino vuelve a escena.

¿Coincidencia o estrategia?

Muchos creen que es Danilo quien “activa” al testigo caído para torpedear a su viejo aliado convertido en rival.

El PLD ¿guerra fría o fuego cruzado?

Lo más grave de esta dinámica no es la figura de Quirino en sí, sino el uso que se hace de ella. Si desde dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se está movilizando a este personaje con fines políticos, la fractura es más profunda de lo que parece.

Los sectores que aún siguen a Danilo ven en Leonel una amenaza electoral.

Los leales a Leonel ven en Danilo un traidor que no olvida ni perdona.

Y en medio, la sociedad dominicana observa con hartazgo una pelea entre dos ex presidentes incapaces de cerrar heridas.

La memoria como arma

El problema no es solo Quirino. El problema es el uso de su testimonio como arma para destruir reputaciones cuando conviene. Es la instrumentalización de un pasado turbio que nadie ha querido esclarecer del todo.

La justicia nunca ha investigado de forma seria las conexiones entre narcotráfico y política durante los años en que Quirino amasó su imperio. Ahora, su voz solo sirve para atacar, pero nunca para esclarecer. Es la memoria selectiva al servicio del poder.

El narco y un sistema enfermo

La figura de Quirino, más que una amenaza real, es un símbolo incómodo: representa la fusión entre política, crimen y Estado. Que su palabra tenga más peso mediático que la de jueces o fiscales, médicos, catedráticos, personas honorables o cualquier clérigo, revela el grado de fragilidad institucional del país.

La reaparición cíclica, cómo bacteria o virus estacionales, no es un acto de justicia, sino un síntoma de la enfermedad.

En una democracia sana, un hombre condenado por narcotráfico no tendría el poder de incidir en procesos electorales. Pero en la República Dominicana, todavía lo tiene.

¿Quién mueve los hilos?

La pregunta clave sigue en pie: ¿quién se beneficia cada vez que Quirino habla?

¿Quién necesita que Leonel se detenga justo cuando más crece?

¿Por qué Danilo nunca ha condenado públicamente sus declaraciones, aunque lo ha hecho con enemigos menos peligrosos?

El silencio de Danilo pesa tanto como las palabras de Quirino. Y su cercanía reciente con Leonel parece más una foto de cortesía que un acto de reconciliación.

Implicaciones para 2028

La campaña electoral del 2028 ya está en marcha, aunque no se haya declarado oficialmente. Cada aparición de Quirino parece responder a esa lógica: influir, intoxicar, dividir. Si Leonel representa una amenaza real para las aspiraciones de quienes temen rendir cuentas, entonces la estrategia será obstruir. Y Quirino, guste o no, se ha convertido en la “piedra de tropiezo”.

Nadie lo defiende, pero todos lo usan.

“Democracia” rehén del pasado

Lo más preocupante de todo este entramado es que la democracia dominicana sigue siendo rehén de su propio pasado. El silencio de las instituciones, la impunidad de las élites, y el uso cínico de la memoria del crimen organizado son señales de que no hemos aprendido nada.

Quirino no debería estar hablando. Pero más grave aún: no debería tener quien lo escuche con fines políticos.

El pasado convertido en estrategia

El título de este artículo no es una metáfora: es un patrón comprobable. Cada vez que Leonel crece políticamente, Danilo —de forma directa o indirecta— activa a Quirino. Y Quirino usa el nombre de Hipólito Mejía para desviar el rayo.

Es una fórmula vieja, pero todavía eficaz. El problema es que al usar las sombras para combatir rivales, la política dominicana oscurece aún más su futuro.

La pregunta ya no es si Quirino habló, sino: ¿quién lo puso a hablar otra vez?

Y la respuesta sería como analogía de la “Serpiente en Edén”, el problema no fue que habló sino lo que dijo…..

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