
Por: Fedrico Jovine Rijo
El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC)no ha terminado las obras del km.9, Isabel Aguiar, Plaza de la Bandera, elevado de la Hípica, circunvalación de Los Alcarrizos, etc., y ahora se apresta a intervenir áreas correspondientes al Jardín Botánico.
Desde mediados de junio empezaron a circular rumores sobre un supuesto proyecto de intervención del botánico en aras de la Colombia, pero el MOPC, lejos de poner a disposición de la ciudadanía toda la información –como algunos sectores pidieron públicamente desde el mismo 17– dio largas al asunto, evadiendo su obligación de informar. La comunicación repele el vacío y toda ausencia de información en torno a un tema será llenada con cualquier información, veraz o no.
En los hechos, dejar correr la bola durante más de 30 días ha sido un error fatal. En tiempos donde las ideologías han muerto y las grandes causas sociales no inspiran ni movilizan, lo ambiental sigue siendo políticamente correcto y se yergue como una causa justa, limpia, neutra, que suma y aglutina. A diferencia de “Marcha Verde” o “Plaza de la Bandera” (que tenían trasfondo institucional/político), defender un jardín botánico constituye una bandera atractiva para todo el que quiera sumarse, sin importar edad, clase, partido, sexo, religión, etc.
No es un jardín botánico, es una causa; no es un tema de tránsito o legalidad, ni de Constitución o criterios ambientales, es un tema social; no es consecuencia de una decisión presidencial, sino de malas prácticas institucionales a lo interno del MOPC que arrastran a Presidencia, Medio Ambiente y la alcaldía a un escenario de colisión social. La ciudadanía ha decodificado la intención del MOPC en clave agresión ambiental y el gobierno la lee en clave de víctima y en modo Maelo (“El Incomprendido”), ignorando las razones emotivas que subyacen en la protesta y evidenciando una preocupante falta de empatía.
El video del ministro Paliza del jueves 17, donde anunció que anunciaría el miércoles 23 los detalles del proyecto, indica que en Palacio no entienden la magnitud del huevo de dragón que se está empollando. La protesta cívica de ayer fue breve y espontánea… como la primera protesta en la Plaza de la Bandera.
El gobierno saldrá el miércoles con una campañita hermosa en redes sociales; bocinas alineadas, influencers emocionados, y todas las focas del acuario aplaudiendo; renderings, artes chulámbricos, discursitos hermosos y hashtags ininteligibles; y eso servirá para que quien los hizo facture y cobre bien –el mismo guion [¿y suplidor?] de la fallida reforma fiscal–, pero también servirá para echar más leña al fuego de la indignación, ese que prende la movilización ciudadana. Ese fuego que el propio presidente tendrá que apagar en la Semanal, cuando diga lo que la presión, mediciones, y, sobre todo, su capacidad de empatía, sensatez y sentido común le harán decir: que esa ampliación no va y que le buscarán la vuelta.