Contra todo pronóstico, Yajairin Nova venció los límites del cuerpo y se graduó en Derecho

Por: Yojanny Hernandez
SANTO DOMINGO.-A los 42 años, Yajairin Nova se convirtió en un símbolo de perseverancia y esperanza al alcanzar uno de sus más grandes sueños: graduarse en Derecho. Lo que hace su historia aún más conmovedora es que, desde los 12 años, enfrenta una discapacidad motora causada por un accidente que le hizo perder parte del líquido que protege los nervios de la columna vertebral.
Pero para Yajairin, ese hecho no fue el final de su historia, sino el punto de partida de una vida marcada por la determinación.
“Una discapacidad no significa que se pierde la vida; cuando se pierde una capacidad del cuerpo, se adquieren diez más”, expresó con la serenidad de quien ha aprendido a transformar el dolor en fuerza.
Cada día, sin importar la hora o el cansancio, se levantaba a las 3:30 de la madrugada para viajar desde Boca Chica en transporte público hasta la universidad. El trayecto era largo, el cuerpo dolía y el camino parecía difícil, pero su fe y su propósito siempre fueron más grandes.
“El proceso fue muy difícil, pero no imposible. Siempre luché con la frente en alto porque tenía una meta, y hoy ese sueño está cumplido”, compartió con una sonrisa llena de orgullo.
Yajairin sostiene que “la discapacidad está en la mente, no en el cuerpo”, y hace un llamado a todos aquellos que enfrentan obstáculos a no rendirse. “Mientras exista una meta, todo es posible.
Todo depende de uno mismo”, afirmó con convicción. Con la mirada puesta en el futuro, Yajairin reconoce que sus pilares más importantes han sido Dios, su inspiración y su familia, quienes nunca dejaron de creer en ella. Su historia es un recordatorio poderoso de que el cuerpo puede tener límites, pero el espíritu humano, cuando se alimenta de fe y voluntad, no conoce fronteras.
Hoy, Yajairin Nova no solo celebra su título de abogado, sino que también se convierte en un ejemplo vivo de superación, inspirando a todo un país a mirar más allá de las dificultades y a creer que los sueños no tienen barreras cuando se camina con el corazón.