
Francisco Tavárez
Las recientes declaraciones de la embajadora de Estados Unidos en República Dominicana, Leah Campos, quien reveló que durante la administración Joe Biden hubo presiones para que nuestro país mantuviera abierta la frontera con Haití, reavivan un debate fundamental: la soberanía dominicana y el derecho soberano de decidir quién puede entrar a nuestro territorio.
Ese tipo de presiones externas del pasado, dirigidas a modificar decisiones migratorias internas, representan una intromisión que pone en riesgo nuestra seguridad y autonomía. Que una diplomática lo confirme públicamente destaca la urgencia de defender con firmeza nuestra capacidad como Estado para regular el acceso al país.
No se trata de rechazar la emigración o negar ayuda humanitaria, sino de salvaguardar el orden, la legalidad y la dignidad de la nación. Las políticas migratorias deben garantizar que la entrada al país se realice de forma ordenada, justa y segura.
Las palabras de la embajadora deben servir como alerta para reforzar nuestro marco migratorio y el control soberano de nuestras fronteras. República Dominicana debe decidir con claridad y responsabilidad quién puede entrar a su territorio.