domingo, octubre 19, 2025
Opinion

¿Aliada o amenaza? El dilema urgente de la inteligencia artificial

Por: Francisco Tavárez 

La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido con una fuerza que pocos avances tecnológicos han tenido en nuestra era. Muchos la consideran una herramienta revolucionaria, capaz de transformar sectores tan diversos como la salud, la economía o la educación. Su promesa es seductora: crear productos más eficaces, diagnosticar enfermedades con precisión y potenciar la creatividad con rapidez e impacto.

Aun así, estamos lejos de alcanzar el verdadero potencial de esta herramienta. En el caso de la República Dominicana, el presidente Luis Abinader anunció recientemente la firma de un convenio para poner en marcha la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, un ambicioso plan que busca integrar la IA en sectores clave como la salud, la seguridad pública, el turismo y el transporte.

Sin embargo, considero que antes de abrazar con entusiasmo este futuro tecnológico, debemos hacer una pausa para reflexionar sobre los límites que necesitamos establecer. La IA requiere una regulación equilibrada y sensata, que garantice su desarrollo sin poner en riesgo principios fundamentales como la ética, la privacidad y el empleo digno. No podemos lanzarnos a innovar sin antes definir con claridad el marco legal que regirá este nuevo camino. 

En esa línea, conviene destacar la advertencia del economista Peter Howitt, conocido por sus estudios sobre innovación y crecimiento junto a Philippe Aghion. Ambos son referentes en la teoría de la “destrucción creativa”, que explica cómo el progreso tecnológico genera crecimiento, pero también reemplaza empleos, empresas y estructuras sociales. Howitt ha señalado que la IA ofrece oportunidades extraordinarias, pero también plantea riesgos considerables para el empleo si no se maneja con responsabilidad. 

Esta preocupación no es nueva, pero adquiere un matiz más urgente cuando viene acompañada del prestigio académico y el análisis riguroso de quienes estudian el impacto real de la tecnología en nuestras economías.

El periodismo, por ejemplo, no escapa a este dilema. Los medios de comunicación enfrentan hoy desafíos sin precedentes: los deepfakes, la desinformación y los algoritmos que priorizan el contenido viral sin verificar su veracidad. Todo esto amenaza la credibilidad del trabajo periodístico. Si bien la IA también ofrece herramientas útiles para automatizar tareas o verificar datos con mayor rapidez, los beneficios podrían verse opacados por los riesgos si no se actúa con responsabilidad y previsión. 

Además, los sesgos automatizados y la sustitución de profesionales por sistemas de IA también impactan directamente en nuestras redacciones.

Frente a este panorama, no podemos quedarnos inmóviles. Es urgente abrir espacios de diálogo, diseñar propuestas concretas y actuar con firmeza para garantizar que la IA sea una aliada del periodismo y no termine convirtiéndose en su verdugo.

Dejo algunas de las muchas preguntas que aún necesitan respuestas claras y consensuadas: ¿Hasta qué punto entendemos los riesgos de cederle el control a sistemas que aún no comprendemos del todo? ¿Qué haremos cuando esta herramienta, tan poderosa como impredecible, falle? ¿Quién decidirá las reglas del juego en este nuevo escenario tecnológico?

No se trata solo de avanzar, sino de decidir con conciencia. Necesitamos límites claros. Porque sin una regulación firme y sin una visión crítica que nos permita anticipar sus efectos, la IA puede convertirse en un arma de destrucción, no solo para la creatividad, sino también para la credibilidad y la permanencia de muchos sectores esenciales de la sociedad.