martes, junio 24, 2025
Opinion

Urgente necesidad de un embajador itinerante

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EL AUTOR es electricista industrial. Reside en Nueva York.

1. Retos diplomáticos estructurales

La República Dominicana enfrenta desafíos diplomáticos persistentes, particularmente derivados de sus tensas relaciones con Haití. Son frecuentes las acusaciones de sectores haitianos que responsabilizan a nuestro país por sus ancestrales crisis internas. Esta situación se agrava con la postura cómplice de organismos internacionales como la OEA, la ONU, la (CIDH), Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y con la desidia de potencias tales como Estados Unidos y Francia. Incluso, declaraciones recientes del Papa León XIV han sido injustas, pues ignoran la visión nacional.

2. Hacia una diplomacia activa y estratégica

Ante este panorama, urge abandonar la postura reactiva y adoptar una estrategia más firme. Una propuesta viable es la designación de un embajador itinerante: un diplomático con la misión de representar al país en diversos escenarios internacionales, sin estar vinculado exclusivamente a una determinada embajada. Esta figura permitiría al Estado proyectar su narrativa en tiempo real, contrarrestando discursos adversos con agilidad, autoridad y coherencia diplomática. simultáneamente debemos de variar el discurso de defensa de los haitianos pues ellos han demostrado que no agradecen y por el contrario han sabido defenderse muy bien.  De eso vive su élite.

3. De la pasividad al cabildeo internacional

El embajador itinerante no sólo respondería a situaciones de crisis, sino que anticiparía conflictos narrativos, manteniendo presencia constante en medios internacionales, redes sociales y foros multilaterales. Se trata de pasar del silencio institucional a un activismo diplomático calculado. El país no puede seguir actuando con timidez en la defensa de su soberanía; es tiempo de posicionar con claridad sus intereses en el debate global.

4. Defensa activa de la imagen nacional

Una de las principales ventajas de esta figura es su capacidad para reaccionar rápidamente ante rumores, campañas de desinformación o declaraciones injustas. Su intervención inmediata permitiría proteger la reputación internacional del país, reafirmar la legitimidad de sus políticas migratorias y sociales, y posicionarse con firmeza la versión dominicana frente a audiencias globales, regularmente expuestas a visiones distorsionadas.

5. Diplomacia pública e influencia internacional

El embajador itinerante también puede fortalecer la diplomacia pública dominicana, participando en conferencias, paneles académicos y medios globales con argumentos sólidos y verificables. Al promover una narrativa justa, equilibrada y basada en hechos, contribuirá a mejorar la imagen del país y a desmontar estereotipos.

Sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

6. Coordinación y coherencia internacional

Esta figura diplomática tendría además la función de articular las posiciones del país con otras misiones dominicanas, logrando una política exterior más coherente. De esa manera, se podría presentar un frente unido ante desafíos comunes y aprovechar mejor las sinergias con aliados estratégicos en organismos multilaterales. La integración con nuestras embajadas es clave para amplificar su alcance, así mismo reaccionar con mayor agilidad a declaraciones locales

7. Criterios para su selección

La elección del embajador itinerante debe recaer en profesionales de alto nivel, con experiencia diplomática, dominio del contexto geopolítico y habilidades comunicativas excepcionales. Candidatos potenciales podrían ser figuras como Leonel Fernández, por su prestigio internacional; José Tomás Pérez, por su constante defensa de nuestro país, principalmente como nuestro representante en Washington; Juan Miguel Castillo Pantaleón, abogado defensor de la soberanía nacional; Vinicio Castillo Semán, siempre ha propuesto políticas migratorias estrictas y defensor de la Constitución.   Manuel Núñez, considerado uno de los pensadores nacionalistas más influyentes en el debate sobre nuestra identidad y las relaciones con Haití. doña Consuelo Despradel, quien, a lo largo de su carrera, ha mantenido posturas firmes en defensa de nuestra soberanía, especialmente con la relación haitiana y la injerencia de organismos internacionales.

8. Reforma urgente del servicio exterior

Simultáneamente, urge profesionalizar el cuerpo diplomático.  Debemos comenzar la capacitación de uno o dos funcionarios por embajada para actuar como enlaces con el embajador itinerante, utilizando herramientas tecnológicas para reuniones virtuales periódicas. Nuestro servicio exterior está plagado de «botellas» políticas que no cumplen funciones reales. Esta estructura ineficaz debe ser transformada en un organismo profesional que represente verdaderamente al país.

9. Definir metas claras y mensurables

El éxito de esta estrategia requiere objetivos definidos: mejorar la imagen internacional, asegurar una participación equitativa en decisiones multilaterales, y destacar las contribuciones dominicanas en el Caribe. A diferencia de Haití, nuestro país cuenta con estabilidad política, crecimiento económico sostenido y un rol activo en la cooperación regional. Esto debe ser visibilizado sistemáticamente en el extranjero.

10. Financiamiento y sostenibilidad del cargo

Para cumplir su rol eficazmente, el embajador itinerante y su equipo, deben contar con un presupuesto específico que cubra gastos de viajes, alojamiento, material audiovisual y producción de contenidos diplomáticos. Sin recursos, cualquier esfuerzo será simbólico. La inversión en esta figura debe considerarse una prioridad estratégica, más aún en un mundo donde la diplomacia se libra también en el campo mediático.

11. Promoción de una narrativa proactiva

Más allá de responder a crisis, este diplomático debe liderar campañas propositivas: mostrar el compromiso del país con el desarrollo sostenible, la paz y los derechos humanos; impulsar intercambios culturales y económicos. La proyección constante de una República Dominicana proactiva y colaborativa contribuirá a la estabilidad insular y regional.

12. Conclusión:

diplomacia para el siglo XXI

La figura del embajador itinerante representa un instrumento moderno y poderoso para una diplomacia dominicana más estratégica, efectiva y coherente. Frente a un entorno internacional adverso y a una relación bilateral compleja con Haití, esta iniciativa no solo permitiría defender nuestra soberanía, sino también enfrentar las constantes peroratas haitianas culpándonos de sus ancestrales problemas. Los embajadores itinerantes son una herramienta valiosa en la diplomacia moderna, permitiendo a los países adaptarse a las cambiantes necesidades y oportunidades en el ámbito geopolítico. Además, permiten mantener relaciones diplomáticas con naciones donde no se dispone de una embajada permanente.

CarlosMcCoyGuzman@gmail.com

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