EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.
La usurpación de funciones en el ejercicio periodístico en República Dominicana representa una grave amenaza para la libertad de prensa y la integridad de la información y parece que a nadie le importa eso.
Todo parece indicar también que a nadie le importa que cuando personas sin la formación, ética o credenciales adecuadas se involucran en tareas periodísticas, se pone en riesgo la veracidad, la responsabilidad y la protección de los derechos de la ciudadanía.
Este fenómeno, que puede manifestarse a través de “influencers”, “comunicadores” “Pica Pica”, figuras públicas sin experiencia o incluso actores políticos que asumen roles periodísticos sin respaldo profesional, distorsionan la realidad y fomentan la desinformación. Pero repito, a nadie le importa esa peste.
La falta de ética y rigor en estos casos puede generar noticias falsas, manipulación y confusión en la población, debilitando la confianza en los medios tradicionales y en la información verificada. Pero la fiesta sigueee.
El impacto de la usurpación en el ejercicio periodístico en RD va más allá de la simple distorsión de hechos. Señores, estamos en presencia de una industria del chantaje periodístico que ha generado y sigue generando “monstros sagrados” en radio y televisión y todo bien gracias. ¡Esto no puede ser! .
Al invadir funciones que requieren formación y ética, se vulnera la labor de los periodistas profesionales, quienes dedican años de estudio y experiencia para garantizar una información veraz y responsable.
Esto también afecta la protección de los derechos humanos, ya que la información manipulada puede ser utilizada para fines políticos, económicos o ideológicos que perjudiquen a la sociedad.
Además, la usurpación puede poner en peligro la seguridad de los propios periodistas, al crear un entorno donde la responsabilidad y la ética no están claras, facilitando la propagación de noticias falsas y la desinformación.
La confusión entre quienes ejercen el periodismo profesional y quienes no, también dificulta la fiscalización y el control de la calidad informativa.
Para enfrentar esta problemática, es fundamental fortalecer las instituciones que regulan el ejercicio periodístico, promover la formación ética y técnica, y sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de consumir información verificada.
En conclusión, la usurpación en el ejercicio periodístico en RD no solo degrada la profesión, sino que también pone en riesgo la democracia y el derecho de la ciudadanía a acceder a información veraz. ¡Fuera los usurpadores del ejercicio periodístico!
jpm-am
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