POR MARCELINO LARA
Es muy preocupante el camino que actualmente recorre la sociedad dominicana. A la evidente debilidad económica que afecta principalmente a clase media y pobres, debemos agregar el no menos importante deterioro de todos los servicios públicos y el irresponsable descuido de las obras públicas, por falta de mantenimiento.
Son muchas las señales que nos indican que estamos transitando un sendero lleno de amenazas muy peligrosas para el buen desempeño presente y futuro de la economía dominicana.
Algunas de nuestras preocupaciones nos hacen pensar que estamos caminando hacia el abismo económico, sin que nada ni nadie se esté preocupando de las terribles consecuencias económicas y sociales que eso traería a la población dominicana.
A nosotros nos preocupa el endeudamiento de más de 50 mil millones de dólares en últimos 5 años, sin que hayan sido construidas las obras de infraestructuras que apoyen el crecimiento económico de los próximos 25 años.
También nos preocupa que estemos usando unos 300 mil millones de pesos de nuestro presupuesto para pagar intereses de esa voluminosa deuda externa.
El evidente deterioro de los principales indicadores de desarrollo humano es más que preocupante.
El incremento del analfabetismo, a pesar de usar el 4% del presupuesto para la educación, miles de niños dominicanos se están quedando fuera de las aulas cada año.
El alto costo de los medicamentos y el deterioro de los servicios de salud pública afecta negativamente a mayoría del pueblo dominicano.
El aumento del consumo de los dominicanos con tarjeta de crédito ya supera los 110 mil millones de pesos y es muy preocupante que la clase media esté financiando su consumo a un costo tan elevado.
La familia de clase media no tiene suficientes recursos para pagar el préstamo o alquiler de su vivienda ni tampoco de su vehículo.
Las exportaciones dominicanas son apenas el 5% del PIB, y las exportaciones de banano orgánico, que hace sólo 6 años encabezábamos en el comercio internacional, ahora caen 17%.
¿Más próspera?
Nos dicen que la economía dominicana es la más próspera de Latinoamérica y el día siguiente el Banco Central anuncia la inyección de 80 mil millones de pesos a la economía para dinamizarla porque no hay dinero en la calle.
El gasto de capital es el más bajo de últimos 60 años, y por tanto, el gasto de inversión pública por habitante ha disminuido sustancialmente.
El subsidio eléctrico pasó de unos 500 millones de dólares en 2020 a más de 2 mil millones de dólares en 2025. Una muestra del estrepitoso fracaso en la gestión del importante sector eléctrico dominicano.
En términos ambientales, se observa un peligroso deterioro de nuestros recursos naturales en todo el territorio nacional.
La cartera de crédito vencida aumenta un 49%, según el informe de desempeño trimestral de la Superintendencia de Bancos.
Y para cerrar con broche de oro, las autoridades han revisado la tasa de crecimiento económico a la baja cuatro veces en primeros seis meses del año 2025, ya no será de 4.75% sino del 3.5%, pero seguimos muy por debajo del nivel de crecimiento potencial que establece el Banco Central.
Todas las anteriores, son preocupaciones válidas de un simple ciudadano que quisiera evitar que continuemos caminando hacia el abismo económico, aún cuando es más que evidente que deberíamos cambiar de rumbo.
JPM
Compártelo en tus redes: