
Redacción.– Cada 4 de julio, Estados Unidos celebra su Día de la Independencia, conmemorando la firma de la Declaración de Independencia en 1776, cuando las 13 colonias proclamaron su separación formal del Imperio británico.
Este hecho histórico fue aprobado por el Segundo Congreso Continental, una asamblea de representantes de las colonias, en medio del contexto bélico de la Revolución Americana, iniciada un año antes con los enfrentamientos en Lexington y Concord (abril de 1775).
El conflicto tuvo su origen en las crecientes tensiones entre los colonos y la corona británica, especialmente tras la imposición de nuevos impuestos por parte del Reino Unido, que buscaba reponer sus finanzas tras la Guerra de los Siete Años. Los colonos, sin representación en el Parlamento, rechazaron las medidas bajo el lema: «No taxation without representation».
La primera celebración del 4 de julio se llevó a cabo en 1777 en Filadelfia, con hogueras, campanas y fuegos artificiales. Sin embargo, fue tras la Guerra de 1812 cuando las conmemoraciones adquirieron mayor peso, reflejando el fortalecimiento del sentimiento nacionalista estadounidense.
Durante el siglo XIX, importantes inauguraciones como la del Canal de Erie (1817) o el Ferrocarril de Baltimore y Ohio (1828) fueron programadas para coincidir con esta fecha, consolidando su valor como día de orgullo y proyección nacional.
Más allá de una efeméride, el 4 de julio simboliza los valores de libertad, independencia y democracia, pilares sobre los que se fundó la nación estadounidense. Actualmente, se celebra con desfiles, conciertos, fuegos artificiales y actividades patrióticas en todo el país, como una forma de promover la unidad y recordar la lucha por la libertad.